Claves para proteger la biodiversidad: El desconocido rol de los polinizadores nativos que han evolucionado junto a la flora del lugar

4 febrero, 2025

Si hablamos de polinizadores, probablemente lo primero en que pensamos es en abejas mielíferas. Si bien por el conocimiento que hay de ellas resulta lógico, es necesario aclarar que es una especie introducida que compite con las poblaciones de abejas nativas (se calcula que en el país hay más de 474 especies descritas – Andrade, 2020), cuyo nivel de endemismo es superior al 70%. Su rol es fundamental para la biodiversidad, así como la de otros polinizadores menos conocidos, que también tienen un papel decisivo en la preservación de los ecosistemas. 

Su función en el ciclo reproductivo de plantas es esencial, al facilitar la transferencia de polen de flor en flor para la fecundación y producción de frutos y semillas. Un proceso sustancial para mantener la diversidad genética de las especies vegetales, la estabilidad de los ecosistemas y la alimentación humana, que tiene en el cambio climático y las acciones antrópicas sus mayores amenazas. 

Víctor Villen, ingeniero forestal y Administrador de Teknoflora, da luces de este fenómeno natural que fortalece silenciosamente la biodiversidad. “El país tiene un alto grado de endemismo no sólo en términos de flora. También hay muchos polinizadores endémicos, que son menos conocidos,  y tienen un nivel de adaptación a las mismas flores que están polinizando. Por ejemplo, existen moscas florícolas que tienen un aparato bucal más largo que su cuerpo incluso, que se alimentan de la flor sin dañar su estructura. Son las llamadas moscas colibríes del género Lasia y Chile tiene 9 especies descritas. Adaptaciones-evoluciones como esa, evidencian una asociación con plantas específicas”, precisa.

“Eso revela que hay polinizadores endémicos que  han evolucionado en conjunto con las mismas plantas del lugar. Se han ido adaptando a las formas que tienen sus flores y, por ende, tienen una manera no destructiva de alimentarse. Esto es algo muy importante, ya que mientras más polinizadores tenga una especie vegetal, probablemente va a tener más éxito en propagarse”, agrega. 

La falta de investigación y educación que atenta contra los ecosistemas

Gran parte del quehacer habitual del ingeniero lo realiza en terreno, donde ha enriquecido su conocimiento sobre el tema. Así cuenta que muchas veces cuando ha ido a colectar semillas para propagar en el vivero, se ha encontrado con varias especies cuyas flores están abortadas. “La razón por la que esas flores no desarrollaron semillas es en lo que deberíamos profundizar no sólo como vivero, sino a nivel de comunidad científica. Las causas pueden ser varias, desde razones naturales hasta cambios de temperatura muy bruscos o la inexistencia de agentes polinizadores”.

El profesional aporta que en Chile hay muy poca información sobre la interacción entre los polinizadores endémicos y la planta de la que se alimentan, dificultando la conservación de estas especies y la comprensión de su rol clave en los ecosistemas. “Sé que hay algunas iniciativas que están buscando hacer ese levantamiento. Por ejemplo, a través  de toma de fotografías de especies vegetales asociadas a insectos, que estén interactuando con alguna flor. Eso es un avance, al menos para ver qué especies pueden participar de esa polinización, sin embargo, falta mucho. En ese sentido la educación ambiental es primordial si queremos lograr cambios profundos en esta materia”, precisa.

También aclara que “la misión de Teknoflora no es sólo participar activamente en la reforestación con especies nativas. Investigamos, realizamos desarrollo científico y tenemos la responsabilidad de divulgar y hacernos cargo de lo que descubrimos, como esta interacción con agentes polinizadores endémicos. Por eso estamos creando un mini-ecosistema, un sector destinado como área de propagación de estas especies vegetales, esperando que, idealmente vayan llegando sus polinizadores naturales. Eso implica, por ejemplo, descartar el uso de productos químicos; realizar observación y monitoreo constante de toda el área”.

Si bien en el vivero se ha optado principalmente por técnicas agroecológicas, el uso  de herbicidas químicos es una práctica habitual en este sector productivo. “Matas las hierbas, plagas, malezas, pero también estás matando insectos y toda la biota del suelo, que desempeñan un papel fundamental en su salud y fertilidad. También alteras el funcionamiento de los ecosistemas, desplazando a insectos que eventualmente podrían participar de la polinización, hongos u otros que regulan la dinámica de la materia orgánica y la absorción de nutrientes. Nosotros, basados en publicaciones técnicas y la experiencia de nuestro equipo asesor, por ejemplo, usamos como controladores de plagas, purín de ortigas y como enraizante natural el purín de lentejas” (INIA Chile), detalla.

Otro punto que destaca el profesional, se relaciona con especies de flora nativa y endémica destinadas a usos arquitectónicos y paisajísticos, como sucede con  una parte de la producción de plantas de Teknoflora. “En esas plantas el factor estético es fundamental y las flores son muy relevantes, por lo que siguiendo la lógica de los polinizadores asociados, es fundamental favorecer sus condiciones de desarrollo, no sólo pensando en las plantas, sino principalmente en todo el ecosistema, un todo, donde los insectos polinizadores juegan un rol determinante”

¿Altos costos o voluntad?

Se suele pensar que todo lo “natural u orgánico” siempre es más caro. Sin embargo, y entendiendo que hablamos del contexto de un vivero, no una gran producción agrícola; en la experiencia de Villen, esa creencia se cae. “Creo que no es un tema de costos, es un tema de desconocimiento, de irse por el camino fácil; no investigar, no experimentar con lo que la naturaleza te da, para que puedas disminuir o evitar el uso de productosquímicos”, acota el profesional.

Mientras todos los factores anteriores no sean atendidos, las especies nativas seguirán siendo desplazadas por las exóticas o introducidas, alterando el equilibrio natural y los ecosistemas.

Por eso, es fundamental reconocer el valor de las primeras:  están perfectamente adaptadas a su entorno; consumen menos agua; requieren menos mantenimiento y son esenciales para la supervivencia de polinizadores como abejas y mariposas, cuya población global ha disminuido en un 40%, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). 

Plantar nativas no debería ser una elección, sino un deber. Y todos podemos contribuir a ello.

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